Descripción de los arquitectos. La premisa en el desarrollo de este proyecto fue mantener siempre las visuales hacia la bahía y que el horizonte estuviera presente en cada espacio de la casa. Debíamos colocar las funciones de manera tal que los espacios se conectaran visualmente, la transparencia debía ser el eje primordial de la primera planta.
Una limitante muy fuerte para el desarrollo del proyecto fue el viento implacable que impacta directamente desde la bahía. Esto no nos permitía utilizar el jardín delantero y por ello la importancia de que el jardín interior pudiera ver en todo momento el mar a través del primer volumen.
La casa principal se define entre los dos muros de piedra laterales, en un ancho de 20 metros debían compartir el frente todos los usos sociales en un primer nivel y todas las funciones privadas en un segundo nivel.
Por el carácter tan distinto entre las funciones es que el segundo nivel, una caja de concreto perforada en ambas caras, yace suspendido sobre los dos muros macizos. Esto permite que la sala-comedor se materialice como una caja de cristal a través de la cual se mantienen las visuales entre el mar y el resto de la casa.
Al interior del terreno se dispusieron las habitaciones de huéspedes como un ala independiente que puede o no funcionar en conjunto con la casa principal. Pero esto sólo fue posible gracias a que usos como la piscina y la parrilla actúan como rótula en medio del jardín interior y permiten la interacción de todos los huéspedes en este gran espacio verde que siempre es espectador del imponente horizonte.
El proyecto plasma un lenguaje concreto y preciso, donde los materiales como el hormigón, el bambú y la piedra son siempre fieles a la función que encierran. Es ahí donde la arquitectura encuentra su verdadera vocación, cuando la premisa inicial es conseguida y las partes del proyecto evocan aquella sensación de estar siempre en la orilla.