Una vez un profesor me dijo que uno empieza a ser arquitecto como de los 50 hacia arriba.
Encuentro que es verdad porque si bien los arquitectos jovenes tenemos harto que proponer y muchas ganas de trabajar bien carecemos de algo que solo los años pueden dar. Es decir la experiencia, ir a obra que pasen problemas, resolverlos, que haya mucha pega, que haya poca y entender cosas que para los jovenes son super importantes y que cuando uno es más viejo se da cuenta que no lo son.