Descripción de los arquitectos. Cada proyecto tiene una connotación que lo hace distinto, único e irrepetible. La Casa del Viento tiene dos características poco usuales, una es que se sienta en un fraccionamiento que no ha sido construido aún, por lo tanto, no tiene vecino alguno y se posa en un gran prado frente al imponente Bosque de La Primavera.
La otra es su vocación de ser la casa donde crecerán unos niños: el más pequeño recién nacido y el mayor con apenas cuatro años. Este es sin duda el encargo real, que sea el escenario donde transcurra la infancia de estos pequeños y por eso varias cosas son abordadas de manera diferente.
En principio, lo que mayor peso tiene en el programa es un espacio donde los niños puedan jugar, pintar y hacer la tarea, pegado a la cocina para estar bajo el continuo cuidado, supervisión y compañía de su madre. Ahí se pusieron juegos infantiles y el jardín porque precisamente es la razón de ser de ese espacio, la de salir a jugar, pasearse o sentarse a cenar… por antonomasia el lugar de ellos.
La cochera, que en otros proyectos hemos abordado debajo de la casa, en esta ocasión es un patio de juego que estará lleno de patines, patinetas, bicicletas y triciclos. Habrá piñatas, canastas, pelotas y toda suerte de juegos hasta que los pequeñitos crezcan. Los coches se podrán acomodar de cuando en cuando, mientras los niños no lo estén usando.
Lo demás es cocina, lavandería, sala y terraza, una terraza que mira al jardín donde ellos jugarán. La planta alta también es abordada desde esa óptica: tres recámaras con baño vestidor, una para cada uno de ellos, y las tres concurren en un estar familiar íntimo que es así porque de noche se puede cerrar mediante unas piezas de madera retráctiles.
Finalmente la suite principal que se aísla hacia una privacidad total: el baño y la recámara dan a un patio interno que resguarda una colección de bonsáis y que conecta con este espacio familiar mencionado.
Una caja o vagón que es donde ocurren las escaleras, es una gran ventana que apunta a La Primavera y una viga que conforma el espacio de la terraza, enmarcando la casa y subdividiéndola entre planta baja y alta, área pública y privada, al tiempo que desafía la gravedad y recoge aquello por lo que lleva nombre, el viento que va de paso a La Primavera.