Con motivo de las recientes publicaciones a raíz del incendio que todavía afecta a Valparaíso, ya desde el sábado 12 de este mes, compartimos la columna del arquitecto Juan Pablo Fernández, quien ha trabajado como voluntario en las diversas tareas de reconstrucción luego del paso voraz del incendio. A partir de su experiencia e interés, Fernández se pregunta en el tema del despeje de terrenos: ¿qué hacer con el material disponible?
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Ante la urgencia de la catástrofe ocurrida en Valparaíso las labores de recolección de escombros han estado orientadas principalmente al despeje, a toda costa y con justa razón, de la zona afectada. Labor en la cual han participado tanto bomberos y uniformados, como también los mismos vecinos, estudiantes y voluntarios anónimos que hemos llegado al sector. Dada la complicada situación y la dificultad de coordinación de los voluntarios, las labores se han orientado a despejar los terrenos y a arrumar material en las calles para su posterior retiro. Básicamente separando los desechos metálicos de todo lo demás.
El material arrumado en los montones de metal ha comenzado ya a ser removido por anónimos, seleccionándolo según su valor de mercado; mientras que el montón de todo lo demás espera a ser trasladado a algún basural improvisado y probablemente no habilitado ambientalmente para estos fines, tal como ha ocurrido tras otros grandes incendios de los últimos años.
En Valparaíso existió y en parte aún perdura la tradición de construir viviendas con estructura de madera rellenas con bloques de adobe, o adobillos, para mejorar sus cualidades de habitabilidad. Este sistema conjuga la flexibilidad y resistencia a los sismos propia de la tabiquería de madera, con las cualidades higrotérmicas, acústicas y retardantes de fuego del adobe. Entre los sectores más antiguos afectados por el incendio de Valparaíso de los últimos días hemos podido ver que una cantidad no despreciable de las casas afectadas tienen esta materialidad, así como también las hay elaboradas con otras técnicas constructivas en base a adobes o quinchas.
El adobe es básicamente una mezcla cruda de barro, arena y paja secado al sol. Al ser utilizado junto con madera en la forma antes señalada obtiene una gran durabilidad. Yo mismo habité con mi familia hasta hace poco tiempo en una vivienda de estas características, ubicada en un cerro de Valparaíso y construida el año 1918. El hecho de que esta y tantas otras estén aún en pie tras dos fuertes terremotos (1985 y 2010), a pesar de la escasa mantención recibida, da cuenta de la durabilidad y calidad de este tipo de construcción que lentamente se ha ido olvidando y dejando de lado frente a sistemas industrializados de mayor velocidad de montaje.
Es posible recuperar el adobe rehidratándolo para reutilizarse en la construcción de nuevas viviendas o para mejorar las condiciones de habitabilidad de viviendas de emergencia (tales como mediaguas), siempre que la arcilla no haya pasado a un estado de acristalamiento, proceso que comúnmente se efectúa para formar los ladrillos tradicionales. Dicha condición se logra tras cocer los ladrillos por periodos de 12 a 24 horas en un horno a 1000°C, aproximadamente, situación muy difícil (aunque no imposible) de alcanzar en condiciones de intemperie. Basta hacer algunas pruebas simples como ver la porosidad que tiene el ladrillo al romperse o comprobar su comportamiento tras el remojo para verificar su estado. En el mejor de los casos, los ladrillos que no se han visto alterados en sus dimensiones pueden incluso reutilizarse directamente.
Frente a la catástrofe es necesario actuar de forma organizada e informada para dar la mejor solución posible en el corto plazo. Arrumar los adobillos en un montón aparte para reutilizarlos como material de relleno y/o mejoramiento de la calidad de las viviendas que se comiencen a construir no solo es una buena opción para las familias, que podrían ver mejoradas sus condiciones de habitabilidad en el corto plazo; si no también es una buena opción para el medio ambiente, al poder reducirse la carga de escombros que se deberán transportar y acopiar. Las experiencias de recuperación de adobe, tanto como de mejoramiento de habitabilidad de viviendas de emergencia con barro existen en Chile, así como también existen personas capacitadas y con experiencia para asistir este proceso.
Incendio en Valparaíso: El adobe no es escombro originalmente publicado en Plataforma Arquitectura el 16 Apr 2014.
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