Con motivo de la IX BIAU el evento internacional invitó a participar de su Concurso Internacional Iberoamericano de Vivienda Social, el cual buscó promover la "puesta en práctica de procesos urbanos novedosos y operaciones en torno de un conjunto de viviendas de carácter popular" en Rosario (Argentina), ciudad que acogió la última edición de la Bienal iberoamericana.
Con énfasis en el carácter investigativo, no teórico sino pensado para ser construido que proponga nuevos modelos de vivienda bajo parámetros económicos, de flexibilidad y sustentabilidad. .
A continuación, conoce el proyecto de Diego Jobell, ganador del segundo lugar en el concurso iberoamericano.
Según el arquitecto: sabemos que el Servicio Público de la vivienda (SPV), es sinónimo de vivienda para el trabajador, dicho servicio promueve la provisión de infraestructura básica para una vida digna, como red de agua, cloacas, electricidad y gas, más allá de la materialización de viviendas de carácter social de escasos recursos.
Recursos que al día de hoy han quedado obsoletos, no por su franca función, sino porque el hombre y la familia han cambiado para adaptarse a los tiempos que corren, dejando atrás el tradicionalismo que la o lo definía.
"Los cambios en las dinámicas de movilidad geográfica, los niveles de estudio, la emancipación, el primer matrimonio, el primer hijo y la pirámide demográfica nos hablan de una sociedad actual muy diferente a la de treinta años atrás"(1).
Toda problemática de característica social está fuertemente relacionada con la económica, motivo por el cual la idea del proyecto intenta generar conceptos de viviendas que contemplen la diversidad, flexibilidad y transformaciones familiares, apelando a una arquitectura de bajo costo y materialidades que reflejen su identidad y regionalismo. En esta ocasión, nos compete intervenir un sector de completamiento, dentro de un barrio residencial consolidado de escala media, como tantos de la ciudad de Rosario (Argentina) en la calle Santa Fe, específicamente en la manzana conformada por las vías Campbell, San Lorenzo y Cullen, distrito Noroeste de la ciudad.
El proyecto
Trata de completar el solar sin agredir su entorno, tanto material como estructuralmente, sin posarse en sus medianeras generando dos sectores edilicios de baja altura, dejando un patio central para establecer una coexistencia entre lo residencial y lo público, enfatizando las relaciones vecinales.
Estos edificios de viviendas están diagramados y orientados de sur a norte a fin de alcanzar la mejor opción bioclimática, favoreciendo los llamados espacios intermedios, como pasarelas, galerías y patios cuyo usos se van configurando en función de las actividades diarias, el clima y la luz natural.
Estructuralmente se pensó en un sistema de forjados mixto de chapa colaborante grecada en combinación con una estructura de hormigón armado. Este tipo de sistema se apoyará sobre un entramado de vigas metálicas IPN, que puede quedar a la vista o recibir placas de yeso o cementicias a modo de cielorraso.
Económicamente, este tipo de técnica optimiza los plazos de obra y presupuestos, mejorando también los aspectos técnicos del proyecto, ejecución y materiales.
Aprovechando este sistema, logramos una célula habitable, que en su repetición logra establecer ocho tipos de viviendas, conforme a sus trabas tomando la superficie que se desee, de acuerdo a las particularidades de los ocupantes, esto refiere a una pareja, como a cinco personas bajo un mismo techo, destinando también un porcentaje a personas con capacidades diferentes.
Teniendo en cuenta que nuestra propuesta consta de dos edificios habitacionales -con características propias bien definidas- proponemos un mecanismo de “des-jerarquización” para todo complejo entero, proponiendo que las zonas domésticas y sociales miren hacia el patio central, mostrando lo cotidiano, reservando lo privado hacia el lado opuesto, pero exponiendo que no existe jerarquías entre los habitantes.
En su estructura, el conjunto integra parte de la complejidad funcional de una ciudad, es decir, no solo albergan viviendas, sino también “servicios de equipamientos” como cocheras, recreación y guardería, servicios que incorporan mejoras al entorno inmediato y al barrio, haciéndolo partícipe de las vivencias cotidianas.
Conclusión
La sociedad de hoy ha cambiado, modificado su estructura y valores, los estereotipos de viviendas anteriormente planteados han quedado obsoletos en cuanto a la funcionalidad, en relación a la velocidad y tiempos que corren.
Hoy todo se ha desplazado: los horarios de trabajo se han extendidos, la emancipación de los hijos cada vez está más lejos y el ámbito común familiar tiende a desaparecer. Atrás han quedado las sobremesas y actividades cotidianas de una familia promedio de hace décadas.
El reordenamiento de estas nuevas actividades hacen que indefectiblemente la “casa”, como objeto, mute hacia los nuevos paradigmas hoy establecidos por una sociedad de consumo constante.
Por tal motivo, hoy planteamos estructuras ligeras, espacios más reducidos des-jerarquizando los ambientes de la vivienda, reducción del costo de la construcción, mediante este sistema, acortando tiempos de ejecución y utilizando materiales nobles, autóctonos y comunes a nuestra idiosincrasia, no es casualidad el uso del ladrillo como elemento primario en nuestra propuesta.
El hogar como “célula habitable”, flexible, no acabada y dinámica.
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(1) Zaira Muxí & Josep María Montaner, “Catálogo Habitar el Presente”