Hace unas semanas, tuve la gran oportunidad de visitar Finlandia, gracias a la invitación que recibió ArchDaily de parte del Museo de Arquitectura Finlandesa, para conocer en primera persona las nuevas obras de arquitectura que se han diseñado y construido en los últimos años por jóvenes arquitectos.
Me gustaría compartir con ustedes algunos aspectos de esta experiencia, ya que definitivamente podemos rescatar lecciones y buenas prácticas de la arquitectura finlandesa que son aplicables a nuestro quehacer como arquitectos latinoamericanos.
1. Si bien la arquitectura en Finlandia se vincula estrechamente con el paisaje, la naturaleza y el clima, lo que más me impresionó fue la especial atención en los detalles y la manera en que el diseño de un espacio puede convertirlo en algo sumamente elegante, sin caer en pretensiones. Al respecto, la madera es material fundamental como ejemplo de simpleza, sustentabilidad y técnica constructiva.
Comenté con el grupo con el que andaba sobre cómo en mi país, Chile, aún existe una cierta aprensión frente a la posibilidad de construir en madera, destacando más que nada su uso en casas de playa o campo. Aún existen ciertos prejuicios respecto al uso de este material al interior de la ciudad, ya sea por miedo al fuego o por parecer un material “poco sólido y de baja resistencia”.
En Finlandia, según me comentaron, también existía este prejuicio siendo los arquitectos más jóvenes quienes comenzaron a rescatar el uso de este material tanto dentro como fuera de la ciudad. Recientemente se ha aprobado la construcción de viviendas de madera en altura y tuvimos la oportunidad de visitar una obra en construcción de 8 pisos conformado por módulos de madera.
Para concebir un edificio de tales características, cada espacio está sumamente cuidado en función de las legislaciones y normas de seguridad. Existen sistemas contra incendios en cada una de las habitaciones y circuitos de ventilación natural integrados al diseño para poder renovar el aire a pesar de tener bajísimas temperaturas en invierno.
2. La arquitectura tiene un rol cultural tan importante como las demás artes en la educación. Se ha puesto un especial énfasis en la arquitectura como parte fundamental de la educación y la cultura en Finlandia, factor que se refleja físicamente en la construcción de una serie de nuevos edificios de programación cultural. Bibliotecas de altísimo nivel e innovación en su diseño, una diversidad de museos que, además de exhibir obras de arte, son capaces de transmitir emociones a través de sus propios espacios, y colegios donde el diseño arquitectónico es fundamental para el buen desarrollo del sistema educativo y la manera en que se desenvuelven los niños en sus actividades curriculares. Estas ideas las venía reflexionando hace un tiempo, pero esta vez pude comprobar en primera persona a través de obras como el Colegio Saunalhati de Verstas Architects en EspooComo, un referente indiscutido en esta materia.
La arquitectura de espacios públicos y educacionales de calidad es fundamental para acercar y comprometer a la ciudadanía con su entorno construido, haciéndolos cada vez más conscientes respecto a la calidad de los espacios que pueden demandar.
3. La promoción de la arquitectura a nivel nacional e internacional mediante organizaciones e instituciones. Me llamó la atención la cantidad de organizaciones involucradas en la arquitectura, construcción y urbanismo para hacer de estos temas algo presente en la conciencia de la gente. Estas organizaciones trabajan de manera autónoma y también en conjunto, generando interesantes actividades y oportunidades para dar a conocer su cultura e historia. El viaje en el que me tocó participar, es justamente parte de un programa de difusión organizado por instituciones como el Museo de Arquitectura de Finlandia, la Fundación Alvar Aalto, Architecture Information Centre Finland y SAFA (Asociación Finlandesa de Arquitectos). Estas organizaciones además llevaron a cabo el primer premio nacional de arquitectura Finlandesa, evento al que tuvimos el placer de asistir.
Lo que más llamo mi atención fue el hecho de que el proyecto ganador (Museo de la Historia de Judios Polacos) fue elegido por Sixten Korkman - un economista y no un arquitecto - con el motivo de seguir una base de criterios que no van con la técnica ni el ojo de un arquitecto, sino que con el punto de vista del usuario, alguien ajeno a la práctica y quien logra definir el proyecto ganador basándose en la experiencia misma de vivir el edificio. Creo que esta modalidad fue un completo acierto y la obra ganadora realmente refleja enormes cualidades en términos arquitectónicos, tanto en su diseño como también en su funcionalidad, relación con el espacio público y la experiencia del usuario.
Incluir en estas decisiones a personas que se relacionan más con el uso de los edificios y no sólo con sus aspectos técnicos, es definitivamente un factor que pudiésemos poner en práctica al momento de evaluar obras de arquitectura en nuestros territorios.
Sin duda fue una gran experiencia poder ver estos referentes de cerca y así rescatar una serie de lecciones que tanto nos quedan por aprender. A mi parecer, falta soltar ciertos prejuicios en materia de diseño y construcción en Chile, pero difícilmente esto se logrará si no contamos con instituciones que puedan comprometerse con la difusión y la información de la arquitectura, en donde todos puedan aprender de sus posibilidades y del potencial que tiene nuestro entorno construido.
Tal como señaló Sixten Korkman “los usuarios aceptan y no exigen”. Difícilmente nuestra ciudadanía podrá exigir mejoras en la calidad del espacio público y del entorno construido, si no se tiene la conciencia de su importancia en nuestras vidas y como base, el conocimiento del valor arquitectónicos de los edificios con los que interactuamos día a día.
*Fernanda Castro es arquitecta de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Actualmente es la Editora de Proyectos de ArchDaily y Plataforma Arquitectura, manteniéndose siempre informada de las últimas obras de arquitectura que se están construyendo en el mundo.